18 de octubre de 2008

FELICES 80 PATORUZÚ!!!!


Quien no leyo una revista de Patoruzu, de Patoruzito o de Isidoro?
El 19 de octubre Patoruzu cumple 80 años, claro, que al principio no se llamaba Patoruzu, su nombre era CURUGUA-CURIGUAGÜIGUA. Apenas bajo del tren, su padrino le puso Patoruzu, por que le descoyunta las mandibulas.

Patoruzu aparece el 19 de octubre de 1928, en el diaro Critica. Durante dos dias se fue anunciando mediante avisos publicados junto a la tira, que rezaban Don Gil Contento adoptará al indio Curugua-Curiguagüigua.
El director del diario, Carlos Muzio Sáenz Peña, parece haber sido quien le sugirió que cambiara el nombre por otro más eufónico; su comentario de que debía ser algo criollo y pegadizo, como la pasta de oruzú (un dulce popular en la época) dio origen al nombre definitivo.

En la que sería la única aparición de Patoruzú en Crítica, éste llegaba de la Patagonia acompañado de un ñandú, Carmela; la presencia en Buenos Aires del "último de los tehuelches gigantes" se explicaba por la defunción de su tutor y patrón, el tío de Don Gil, quien lo cedía a título póstumo a éste. Poco pudo desarrollarse de la historia, dado lo efímero de la tira, pero este primer episodio anticipaba mucho de la trama venidera. Patoruzú era ya idiosincrático, ingenuo y noble; Don Gil dedica la mayor parte de las 17 viñetas de este primer número a explicarle el funcionamiento de la luz eléctrica, el transporte público y los modales en la mesa, pero —al enterarse de que Patoruzú posee, además de su mascota, una bolsa con monedas de oro— intenta quedarse con ellas, explicándole que en Buenos Aires "no sirven para nada". Fallido su intento, se lamenta de que el oro esté en manos de semejante ignorante; anticipa así las andanzas de Isidoro Cañones, padrino del indio en su versión definitiva, que constantemente intenta aprovechar la generosidad de éste para financiar sus juergas.
Tras su alejamiento de Crítica, Quinterno dejó de lado por un tiempo el personaje del indio, y retomó la figura del porteño tramposo, fanfarrón y aprovechador con Julián de Montepío, un playboy de buena vida y fondos perpetuamente insuficientes, a quien acompañaron su novia (Lolita) y un valet (Cocoa) durante un par de años en la última página de La Razón. En septiembre de 1930 retoma, repitiéndola casi cuadro por cuadro, la historia de Patoruzú y Don Gil; el indio viene ahora a Buenos Aires enviado por el difunto Rudecindo, tío de Julián, y nuevamente en compañía de un ñandú. Cambia el sexo de éste —ahora es macho, y se apellida "Lorenzo"—, pero sobre todo la identidad de su amo; Patoruzú, aunque tutelado por Rudecindo, era el último vástago de los caciques tehuelches, y fabulosamente rico. Porta su fortuna en forma de pepitas de oro, que suscitan la codicia de Julián y desarrollan una trama casi idéntica a la original. Esta vez, el encargado de proteger a Patoruzú de la maldad de su padrino es un peón de la estancia, aparecido imprevistamente, que le explica la treta de Julián, quien le había hecho creer que las pepitas estaban embrujadas.

La historieta tuvo mejor fortuna que su predecesora, y Patoruzú formaría parte del elenco de Julián... durante más de un año, cobrando cada vez más protagonismo. El 11 de diciembre de 1931 pasa a encabezar la tira, que cambia de nombre. Aún no es el Patoruzú que pasará a la historia; ya no lo acompaña Lorenzo, que perdió la vida asado accidentalmente en una rotisería, pero su figura sigue aproximándose más a la gruesa y desgarbada de las primeras imágenes que al delgado y erguido indio de años posteriores.

Patoruzú desplazó a Julian, pero el ingenio de Quinterno recuperó la figura de éste, combinándola con Isidoro y dando así origen a otro de sus personajes más duraderos. A través de Isidoro, Quinterno reelaboró por segunda y última vez el origen del indio; éste aparece como espectador en el circo que dirige Isidoro, y provoca una enorme conmoción al vencer con su fuerza sobrenatural al luchador gitano Juaniyo. Isidoro —aprovechador y bon vivant, pero noble en el fondo— se encariña con el indio y lo apadrina. La historia cambiaría así de carácter, apartándose del humor autocontenido para desarrollar historias seriadas a través de múltiples episodios. La fisonomía de Patoruzú se consolida, y comienzan a aparecer otras figuras recurrentes; en 1937 se revela su carácter de poderoso estanciero cuando el encargado de sus posesiones, Ñancul, se acerca a Buenos Aires para notificarle las andanzas de Upa, su hermano menor, un coloso deforme y de pocas luces. Al año siguiente se vería por primera vez a Pampero, su feroz caballo, cuya doma insumió a Patoruzú dos días con sus noches, y a la malhumorada y autoritaria Chacha, ama de crianza de Patoruzú, que comparte con Ñancul la administración de las posesiones del indio. A esta altura Isidoro ya había obtenido su apellido, Cañones, y su tío, el coronel, un aristócrata conservador y reticente.

Para 1936 la popularidad de la tira era inmensa. Se publicaron los primeros números en color en el semanario Mundo Argentino, que le dedicaba una página en cada número, y numerosos periódicos del interior del país comenzaron a publicar la serie.

Una nueva revista se centró en la figura del cacique: el semanario humorístico epónimo, aparecido por primera vez el 12 de noviembre de ese año; comenzó recopilando historietas anteriores, antes de convertirse en una publicación general que acogía otras historietas, humor escrito y comentarios de actualidad en tono jocoso. El volumen de trabajo superó a Quinterno, y un equipo de artistas bajo su dirección se encargó del dibujo y coloreado de las historietas. Nacida como mensual, duplicó rápidamente su frecuencia de publicación, y pocos meses más tarde se editaba semanalmente.


Con una tirada de hasta 300.000 ejemplares, constituía una de las más importantes publicaciones del mercado nacional. Para fin de 1937 se publicó el primer Libro de Oro de Patoruzú, una gruesa recopilación que pasaría a formar parte de los ritos navideños durante muchos años.

El 20 de noviembre de 1942, y a raiz de un viaje de Dante Quinterno a los estudios Walt Disney, se estreno Upa en Apuros, un corto (que no fue largo por lo dificil que era conseguir material en tiempos de la Segunda Guerra) donde Patoruzu tiene que salvar a su hermano Upa de las garras de Juaniyo. Se estreno junto con La Guerra Gaucha.








Espaciándose cada vez más las historias originales, su publicación duraría hasta 1977, cuando apareció el Nº 2045; el Libro de Oro sobreviviría un poco más, hasta 1984. Desde entonces, sólo las reimpresiones en Andanzas (y su paralelo Correrías de Patoruzito) continuaron con el personaje.

Sus apariciones televisivas o gráficas fuera de la historieta fueron escasas pero importantes en esta época; el Proceso de Reorganización Nacional lo adoptó en su gráfica. En la década de los '80 un corto de animación en el que aparecían brevemente Patoruzito y Pampero apareció en televisión para indicar el fin del horario de protección al menor en la programación televisiva.











En 1992, irónicamente, el indio Patoruzú fue la mascota oficial de la conmemoración de los 500 años de la conquista de América.
Quinterno murió en 2003, pero hoy en día siguen publicándose reediciones de historietas pasadas, con pequeñas adaptaciones de moneda o personajes famosos, aunque en la vestimenta y la forma de los coches se nota que la acción transcurre en la década de 1970.

Patoruzu llego hace 80 años para quedarse y evidentemente no piensa retirarse, que asi sea!
FELICES 80 AÑOS PATORUZU!!!!
POR 80 MAS!!!!

FUENTES: Wikipedia, La Bañadera del Comic y Patoruzu-Web

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