8 de enero de 2009

La Historia de HUMOR (cuarta parte)

Nota aparecida en la revista HUMOR n° 221 de Junio de 1988, conmemorando los 10 años de esta revista. AC: Andres Cascioli / TS: Tomás Sanz

Muchos se preguntan hoy, sospechando que contabas con algún tipo de apoyo, cómo pudo salir, cómo pudo existir en esos años una revista como "Humor"...
AC: Yo todavía realmente lo sé; supongo que se dieron cuenta tarde de lo que representaba "Humor", o cómo estaba creciendo. Porque la habíamos presentado como una revista de humor,
también. Salimos con ese nombre para que no nos "descubrieran", para usarlo un poco como máscara, creo que funcionó durante un tiempo. Cuando la revista se empezó a tener en cuenta, como el caso de Harguindeguy que sabemos que la tiró arriba de una mesa en una reunión de gabinete insistiendo en que había que prohibirla, creo que ya era tarde, porque era una revista de 250 mil ejemplares, muy popular. En octubre del '82, cuando se acercó la gente y los políticos a apoyarnos, ya era casi inatacable, ya era muy fuerte, era tan fuerte que estaba decidiendo cosas...

Y era muy conocida en el exterior también...
AC: Sí, en el '82, en Italia, nos dieron un premio como la mejor revista satírica del mundo. En octubre, cuando viene toda esa gente a defender la publicación, yo estaba recibiendo el premio en Italia. Nos escribían de todo el mundo. Estábamos haciendo reportajes con alguna gente de afuera; vos te acordás que la gente de derechos humanos a todo aquel que traían de afuera lo acercaban a "Humor" primero...

Y el caso de Joan Baez, a la que entrevisté. Cuando vino acá nadie la quiso atender, no salió ni una línea de ella en ningún otro lado...
AC: Claro, recuerdo también que estuve una vez en una reunión en la que había un sacerdote al que le gustaba la publicación. Y yo le dije que quería tener la experiencia de hacer un reportaje con un sacerdote. El decía que era una revista anticatólica, que ningún sacerdote se iba a animar a poner la cara en ella, pero el primero que aceptó fue Hesayne.

Sí, después vinieron Puigjané, Novak...
AC: Y uno de los grandes reportajes a un sacerdote fue al padre Federico Richards...
Gran personaje... Es decir, gente comprometida, y además tenemos que recordar el papel que jugó la Iglesia progresista con relación a los desaparecidos, cómo ayudó y profégio a tanta gente.
AC: Los que manejaban la Iglesia estaban muy comprometidos con el poder e intentaban en todo momento atacar a esta publicación. La mayoría de los problemas de censura que tuvimos provinieron de grupos de la Iglesia.

¿Qué juicios perdiste?
AC: Ninguno...

¿Te acordás cuántos tuviste?
AC: Creo que durante el Proceso tuve más de treinta; y algunos notorios como el de Bignone, por ejemplo; de la Junta de Comandantes, del comandante en Jefe del Ejército, de mucha gente de los grupos de ultraderecha que después aparecieron en la democracia como golpistas.
TS: Hay episodios graciosos con relación a eso. Luego del secuestro del número 97, en enero del '83, en cuya tapa estaban la Justicia y Nicolaides andando en patineta y cayéndose, como un símbolo de que la Justicia funcionaba mal, iniciaron juicio y tuvimos una audiencia con los abogados de la parte querellante — es decir, la Junta de Comandantes — en una causa que atendía el juez Salvi. Esas audiencias, sin contar el riesgo que significaban, llegaban a tener aspectos pintorescos. Porque la argumentación de los abogados sebasaba en que era imposible imaginar que todo un general de la Nación, el comandante en Jefe, no supiera conducir un elemento tan simple como una patineta, y era ya de por sí una ofensa y una injuria. Eso leído en el ambiente serio de una audiencia, era una cosa muy difícil de soportar. Nosotros procurábamos no mirarnos, porque estábamos por largar la carcajada.
AC: Salvi salió un momento de la sala, y después nos contó que fue a reírse afuera... Ese juicio está todavía pendiente... Usaron varios métodos contra nosotros. Uno de ellos fue, como te decía, el de los juicios. Después, como no salían los fallos, tardaban mucho, creo que no aguantaron más y el número 97 lo arrancaron de las máquinas, prácticamente. Eso también les salió mal, porque conseguimos un recurso de amparo. En Tribunales todavía existía gente que quería hacer justicia realmente. Y luego intentaron hacer juicio por cada una de las publicaciones que salían. Primero fue el número 97, y después parece que la mecánica era hacerle juicio al 98, al 99, y suspender de a poco la publicación. Y conseguimps ese recurso de amparo que nos protegió el número siguiente, el 98, en el que hicimos a los tres comandantes como monos, en la tapa.

Ciegos, sordos y mudos...
AC: Sí, sí... y creo que fue una de las grandes pegadas de la revista; agotamos toda la tirada, de ese número no queda nada... Hubo otras cosas que pasaron con el número 97, que el gobierno decidió secuestrar de las máquinas. En Fabril, donde imprimíamos, logramos ter¬minar 100 mil ejemplares, que fueron distribuidos en Capital. La policía intentó secuestrarlo, pero tengo que reconocer que se portó muy bien el Cholo Peco, que dirigía el gremio de la distribución. Me dijo que de cualquier manera iba a ubicar la revista; si no era en los kioscos, en los negocios cercanos. Y ahí fueron, por indicación dé los canillitas, los que querían conseguir la revista, a comprarla en tiendas, cafés y lugares rarísimos. Los pocos que quedaron en los kioscos —unos 4 mil— fueron secuestrados. Y vendimos los 96 mil restantes.

Un poco antes de las elecciones del '83, la revista, que hasta ese momento se había mantenido muy independiente, tomó otro giro. La gente peronista que leía la revista se siente un tanto defraudada porque dice que hay un brusco cambio editorial y un gran apoyo al radicalismo. ¿Qué fue lo que pasó?
AC: No, creo que hay cierta confusión. Los enemigos o la gente con la cual estábamos enfrentados siempre fueron los mismos; creo que integraban distintos partidos políticos, pero creo que si hubo un enfrentamiento fue con el fascismo, y había grupos dentro del peronismo que querían reeditar viejas experiencias. Uno de los casos fue Herminio Iglesias; y con algunos de esos grupos, especialmente el comandado por el, sí tuvimos problemas serios. Nosotros lo atacábamos directamente desde la publicación, en la que, tanto antes como ahora, siempre hubo una actitud pluralista: como hay peronistas, hay radica¬es, algunos liberales y gente de izquierda. Pero uno de los casos curiosos de esa época fue que la mayoría de los columnistas se decidió por Alfonsín... Tenían total libertad para publicar lo que quisieran, nunca censuramos nada. Fue decisivo el caso de Enrique Vázquez, quese decidió por el radicalismo; o el de Gregorich, Kovadloff, Aída Bortnik, Pacho O'Donnell, que estuvo poco tiempo en la revista... Todos ellos apoyaron al gobierno de Alfonsín, y eran columnistas de "Humor" que ya tenían prestigio. No fue apoyo de la revista, fue de algunos de sus columnistas que después se jugaron y hasta integraron el gobierno de Alfonsín; y entendieron que debían alejarse de la revista, por esa causa.
TS: También hubo otros tipos muy importantes para la revista, como Osvaldo Soriano, por ejemplo, que no se puede decir que haya saludado el triunfo del radicalismo, al contrario...
AC: Sí, y también el caso de José Pablo Feinmann que en todo momento estuvo al lado del peronismo. Yo creo que, como después se comprobó, buena parte de la Argentina veía en Alfonsín al futuro presidente, y a parte de quienes publicaban acá les pasó lo mismo. Después, debo reconocer que si alguna gente se acercó a la publicación en los momentos difíciles, y quizá también porque nos consideraban afines al proyecto político de ellos, fueron los radicales. Estuvieron muy cerca de la publicación; después del '83 no lo estuvieron tanto... Me acuerdo que hasta participamos un día en un acto en el teatro Coliseo; fuimos todos los integrantes de "Humor" y dimos una especie de charla para los radicales, nuestra charla habitual que era contra el gobierno militar. Pero la Coordinadora lo utilizó como propaganda de su sector político. Llamaron tanto los radicales como los peronistas á dar charlas. Quizás por ese enfrentamiento con algunos grupos de peronistas que después los seguimos teniendo pese a que nosotros nos distanciamos bastante del gobierno radical. Y nosotros seguimos haciendo "Humor" con gente del peronismo, que el mismo peronismo separaba de su nuevo proyecto renovador.

¿Cómo te fue, concretamente, con el radicalismo en éstos casi cinco años?
AC: No me fue nada... Recuerdo que de entrada intenté que el radicalismo apoyara algunos proyectos culturales. Nosotros necesitábamos tener una buena imprenta y no pedíamos un regalo sino buenos créditos, pero... del gobierno no conseguí nada. Recién ahora, a raíz de los diez años, creo que se preocupó gente del gobierno por reconocer la publicación. Me parece que "Humor" se lo merece; hizo mucho para que llegáramos como llegamos, bastante sanos, a la democracia. Hizo bastante, por medio de aquellos columnistas, para que triunfara el doctor Alfonsín. En ese momento los jóvenes seguían mucho las columnas de Vázquez, especialmente, y Enrique decididamente apoyó a Alfonsín. Y supongo que debe haber habido un millón de votos de parte de nuestros lectores.

¿Qué pasó, Tomás, en la redacción a partir de la democracia? Las ventas bajaron y se hizo más complicado seguir haciendo "Humor" con un gobierno democrático.
TS: Claro, empezó el reacomodamiento político en libertad, y la gente ya no tuvo esta publicación como bandera, como único medio que decía lo que ellos no podían decir. En otras publicaciones empezaron a aparecer tardíamente, y a lo sabemos, denuncias y críticas al Proceso. Se produjo el reacomodamiento de algunos colaboradores, hubo quien se refugió en las estructuras partidarias, gente que se empezó a definir por uno u otro partido, y empezaron también algunas polémicas saludables entre lectores, y entre gente que ya tomaba partido, aun colaborando para la revista.

¿Ha habido pataleo de políticos por alguna tapa o alguna nota?
TS: No, desde el '83 no recuerdo un caso preciso... Alfonsín ha salido mil veces caricaturizado...
AC: No, no... por notas puede ser, pero los dibujos me parece que no molestan ... Hubo un caso de fastidio, nos llegaron los rumores, del canciller Caputo, con la "capureta"... una careta con su nariz y anteojos...

Recién Tomás hablaba de la aparición tardía de denuncias y críticas por parte de otros medios. Alguna vez vos lo llamaste la aparición de la "competencia desleal".
AC: Ah, sí, por supuesto... Nosotros en su momento sacamos un suplemento dentro de la revista, donde hablábamos del periodismo del Proceso, "la prensa canalla'' se llamaba. De los medios conocidos que ahora apoyan a la democracia allí mostramos qué hicieron durante el Proceso. Recuerdo "La Semana", cuando acusó de comunistas a una serie de personajes en la portada... Recuerdo cómo muchos "ganaron" la guerra de las Malvinas en las tapas de las publicaciones... O el juicio que tiene contra Vigil una secuestrada de la ESMA, sacada de la cárcel para hacer una nota contra los subversivos; porque se decía que su hijo era subversivo, y bajo amenazas ella tuvo que reconocer que eran un peligro para la Nación, para el gobierno militar, o para Vigil... Bueno, hay gente que tiene buena memoria y eso que publicamos lo tuvo en cuenta, y lo tendrá. Otra gente no, en su momento, cuando "Humor" hablaba y se jugaba, tal vez la apoyaron; y con la democracia, en esta época, comprarán revistas como "Flash" o como Gente"...

¿Hay temas vedados para la revista?
AC: Cuando era más perseguida por el gobierno militar que amenazaban con prohibirla, una decisión editorial que tomamos fue sacarle toda connotación con el sexo. Me acuerdo de la historieta"Paja Brava", de Fabre y Tabaré; algunas notas de redactores sobre sexo..., todo eso decidimos sacarlo de la revista, y se me ocurrió hacer "Sex-humor". Una cosa era que a nosotros nos acusaran, secuestraran o nos hicieran juicio por el tema político, y otra era una acusación por supuesta pornografía, porque todo aquel a quien se lo acusa de nacer pornografía, termina no siendo defendido por nadie.

Hoy "Humor" cumple diez años y muchas cosas han cambiado. Esta revista permitió que aparecieran otras, solventar otros proyectos que eran interesantes pero que tal vez no tenían demasiados lectores, y vos te has convertido en un editor importante, con una historia y una trayectoria. ¿Cuáles siguen siendo ios riesgos de ser un editor ahora?
AC: Los riesgos son muchos porque es imposible trabajar con estas tasas de interés, con la inflación que existe, y con algunos monopolios que deciden cuánto va a valer el papel mañana. Nosotros estamos trabajando muy sobre el filo de la navaja, no sabemos qué precio tiene el papel, por ejemplo... Sále la publicación y al otro día nos aumentan el papel un 25%, y no hay ningún control. La revista no puede valer lo que debiera si la aumentáramos como suben los sueldos por el costo de vida, o como sube el papel... que aumentó más del 200% en lo que va del año. La imprenta está aumentando prácticamente dos veces por mes. Pero no se pueden cargar esos aumentos sobre la revista porque no se vendería; la gente no tiene plata, está todo muy mal. Prácticamente estamos cambiando la plata, y en algunos casos hasta se pierde con las publicaciones. Más que nacer proyectos y pensar en el futuro, creo que la mayoría de los editores están aguantando...

Pero vos igual seguís pensando en el futuro...
AC: Sí, igual tenemos proyectos, bueno, confiamos en el país... pese a todo... Pero mejor no te los cuento... (risas) para que Jorge Pontevecchia, de Perfil, no se los copie, como cuando sacó "Magazine", que fue un fracaso, y quiso llevarse — comprar, bah— a los redactores y dibujantes de "Humor"...

¿Has ganado mucha plata, Andrés?
AC: No, no, creo que como tuvimos aciertos, como en el caso de' 'Humor'', cometimos algunos errores; de los que no estoy arrepentido. Por ejemplo, como "Humor" estaba tan sola, intentamos durante el gobierno militar un proyecto como "Humi", que fue una revista que empezó muy bien. Parecía que hasta iba a ser un buen negocio, pero me interesaba porque era un proyecto cultural maravilloso. Las únicas revistas de ese género que había estaban en manos de editores a los que creo no les interesan para nada los chicos de nuestro país. Soportamos el ataque del gobierno a "Humi"; hubo chicos que fueron sancionados porque forraban con páginas de "Humi" sus cuadernos. Vinieron madres acá, llorando, porque echaron a algunos chicos de las escuelas, y bueno, "Humi" llegó a venderse muy poco siendo, creo, una de las mejores revistas que se hicieron en el país. Pero no llegaba a los kioscos, tenían dificultades para ser distribuida. En algunas escuelas acosaban a los chicos, en otras aconsejaban comprar "Anteojito" o "Billiken"...
Obligaban a los chicos a pegar figuritas de esas revistas, parece que no servían las que salían en "Humi'. Bueno, con "Humi" se ha perdido mucha plata... Otro proyecto que salió muy mal fue la revista literaria 'El Péndulo', un fracaso... Hicimos "Superhumor", que fue el antecedente de "Fierro". Yo creo que, pese a las dificultades que tienen para venderse, si no se hicieran revistas como esas dejarían también de publicar los grandes dibujantes argentinos que aparecen. Por ejemplo, "El Péndulo", que empezó saliendo con los mejores cuentistas del mundo —y era muy costoso comprar ese material internacional—, terminó en su último número teniendo casi el 50% de material argentino; aparecieron escritores argentinos de ciencia ficción, que casi no nabía. Una vez que aparece el medio aparece la gente; y para que esa gente esté en el país y se desarrolle en el país, tienen que aparecer los medios. Entonces, se hicieron estos intentos... Fueron proyectos fracasados y se pagaron con el éxito de' 'Humor'

¿Qué evaluación podes hacer ahora de "El Periodista"?
AC: Fue también, económicamente, uno de los grandes fracasos de la editorial. Hasta hoy "El Periodista" vive de lo que ganan "Humor" y "Sexhumor". La pérdida fue muy grande, pero creemos mucho en esa publicación. Creemos que va a ser la gran revista de política e interés general del futuro. Este país un día va a salir adelante, y necesitará tener una revista progresista; y creemos que esa revista es' 'El Periodista''...

Insisto. ¿Tenes, además, algún proyecto para el futuro?
AC: Y, en carpeta debo tener veinte proyectos, pero con el país en estas condiciones no se pueden hacer. Una cosa que es incomprensible para nosotros, y estamos insistiendo ante alguna gente del gobierno para solucionarlo, es la importación de papel a la Argentina. El papel argentino está manejado por pequeños monopolios que ponen el precio que quieren, están protegidos por el gobierno, y están haciendo un papel muy malo. Las grandes empresas, en lugar de mejorar la calidad lo que hicieron fue meterse la plata en el bolsillo, llenarse de deudas y no enriquecer el parque industrial. En Chile se imprimen como tres millones de revistas mensuales, argentinas. Hay algunas que no tienen ni oficina de redacción en la Argentina, como por ejemplo "Muy interesante": las películas —los grabados, digamos— llegan de España, van a Chile, se imprime allí y entra sin ningún impuesto al país, y se distribuye y se vende en los kioscos argentinos; además no tienen personal, no son fuentes de trabajo aquí.

¿Qué cantidad de personal hay en "La Urraca"?
AC: En la actualidad tenemos un personal fijo de 127 personas, y debe haber unos doscientos colaboradores. Te sigo contando: hay otras revistas, como "Selecciones"; cuya redacción se hace afuera, las películas también, van a Chile, y de Chile entran acá sin ningún impuesto. y son revistas que se venden mucho en el país. Editoriales que no tienen personal rijo, que con cinco personas solucionan todos sus problemas de edición, compiten deslealmente con empresas que tienen gran cantidad de personal y muchos gastos fijos. Y el gobierno no hace nada ante este problema. La solución está en que le quiten el impuesto al papel importado con el que se imprimen estas revistas —un papel que no se hace en el país— lo que también obligaría a los papeleros argentinos a mejorar la calidad y a hacer ese papel que se utiliza en todas las revistas del mundo. Es un papel de 60 gramos, liviano, brillante, en el que se puede imprimir bien, que no arruina las máquinas como el papel que tenemos que utilizar nosotros.

Ahora, un poco de nostalgia de estos diez años. ¿Qué es lo que más añoras de lo que fue la revista, de ese pasado humilde de "Humor", en relación con lo que es hoy?
AC: Yo creo que el pequeño grupo de amigos que todavía está, pero con el que ya no tenemos la misma relación de antes... Salíamos a comer todos los días juntos, hasta nos veíamos a la salida del trabajo con esposas e hijos, nos encontrábamos en exposiciones de humor, hacíamos reuniones muy seguido... Ahora hay muchos "extraños" dentro de la editorial. Hace poco, hasta hicieron una campaña algunos grupos, que no se de dónde provienen tampoco, que le facilitaron material mentiroso a periodistas como Carlos Várela, que habló por radio contra la editorial. Te imaginas, la derecha va a hacer cualquier cosa con tal de atacarnos... Me gustaría que la editorial no fuera tan grande... hacer "Humor" como la hacíamos en el '82, con el grupo más pequeño. Pese a lo que te decía antes, estoy casi arrepentido de haber hecho una empresa medianamente grande. Tengo problemas empresariales, me estoy dedicando a ser más empresario que dibujante o a dirigir la revista; mis problemas ya son otros... No dibujo casi, y quisiera volver a dibujar, volver a sentarme en las reuniones creativas sin tener que levantarme para hablar por teléfono o para reunirme con gente.,'.

¿Y vos, Tomás, que añoras de esos años de oro?
TS: Yo tengo una sensación parecida. Hoy hemos hecho una revisión, a la fuerza medio desordenada, y siempre aparecen omisiones; no es un pantallazo de todo lo que pasó, y de todos los que pasaron por acá. Pero está el recuerdo de gente con la que a uno le ha gustado mucho trabajar, y con la que se ha identificado; tipps que por méritos propios se han consolidado más en la revista y que de ahí, incluso, saltaron a otras realizaciones como el negro Dolina, por ejemplo, un tipo tan talentoso que se esta revelando recién ahora. O el orgullo de tener dibujantes como Grondona, como Ceo, Fati, Nine, Fortín, y tantos...
AC: De los dibujantes hablamos poco, es verdad... Alguien a quien habría que reconocerle todo lo que hizo durante estos diez años, es Ceo. Estuvo desde el primer momento, cada vez dibuja mejor, es un profesional que nunca falla.

¿Te ha cambiado mucho la vida, Andrés, en estos diez años?
AC: Sí, sí, me cambió mucho... Han pasado muchas cosas, hubo algunas pérdidas... como cuando Horacio Altuna dejó de publicar' 'Las puertitas del señor López' ; nos habíamos encariñado mucho con la historieta y lamentamos mucho esa deserción, porque él se fue a Europa. Izquierdo Brown, que por no se qué cosa interior dejó de dibujar. Ahora estamos tratando de recuperarlo para la revista. En este número reaparecen algunos amigos que estuvieron con nosotros, como Soriano, Gregorich, Kovadloff...
Sin ponernos sentimentales, hoy, a diferencia de hace diez años, tenemos muchas cosas que festejar...
AC: Sí, tenemos que festejar que llegamos con esta publicación hasta donde estamos hoy. Y yo festejaría también que pese a que no tenemos la tirada que alcanzamos antes y a que tal vez hayamos perdido algunos de esos lectores tan fanas y seguidores, hemos ganado la democracia. Y en el festejo incluyo la creencia de que la revista está mejor de lo que fue en aquella época. Es más madura, más '"seria''... Como revista de calidad, creo que "Humor'' tiene un futuro muy promisorio.
TS: Y si te parece, Mona, yo cierro la charla. Tarde, como siempre, como ciérro mis entregas de ''Pelota''. Vanidades aparte, creo que "Humor" ya integra la lista de las mejores revistas políticas y de humor que se han hecho aquí. (Bah, ahora que apagaste el grabador y esto no sale publicado, te digo que es la mejor de todos los tiempos...)


Mona Moncalvillo

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